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martes, 6 de septiembre de 2011

Nadi 11 junio 2011

Ben 
 Preparados para nuestra visita guiada con la chica que nos acompaña, nos ponemos rumbo hacia el centro de Nadi. Después de deliberar si coger un taxi o tomar el bus público, nos decantamos por la segunda opción. Nuestra primera parada será en la oficina de unos amigos de Paul, los cuáles nos explicarán un poco que podemos hacer y dónde ir con los pocos días que tenemos por aquí.

 En tan sólo 15 minutos estamos en el centro de Nadi, y nos ponemos en marcha hacia la oficina. Una vez allí nos recibe un señor llamado Bosco, un personaje aparentemente contento en cada momento, muy amable y servicial, y con un desparpajo considerable, así que nuestras primeras palabras dejan entrever que tenemos que tener algo de cuidado, ya son muchas personas que nos hemos cruzado en nuestro viaje con la misma disposición que él.


 Así que después de hablar largo y tendido y exponer nuestros pensamientos y gustos para nuestra estancia en Fiji, nos asegura que en Mana Island encontraremos todo lo que estamos buscando, que tendremos la mejor experiencia y nos iremos con el mejor sabor de boca de este maravilloso país.

 Tantas buenas palabras y promesas nos hacen desconfiar un poco, si le sumamos que durante nuestras charla ha sido capaz de beberse un par de cervezas (nunca pequeñas), y las evasivas a nuestras preguntas directas, decidimos parar la charla por unos minutos y mirar en internet algo de información acerca de este peculiar fijiano.


 No tardamos mucho en encontrar su nombre en la red, y para nuestra sorpresa todo lo que encontramos son buenas palabras de agradecimiento para él y la gente en Mana Island, pero seguimos con algo de desconfianza en nuestro interior, algo nos dice que no es oro todo lo que reluce, pero tenemos delante de nosotros pruebas que demuestran lo contrario, así que deliberando un poco, no tenemos mucho tiempo en el país, no queremos quedarnos otro día más en Nadi y tenemos ganas de disfrutar de playa y buceo,  tomamos la decisión y reservamos nuestras vacaciones con ellos.


 Se me olvidada comentar que todo este proceso nos llevó algunas horas, y mientras nuestra acompañante iba y venía de solucionar gestiones, nosotros aprovechábamos para hacer algunas compras y comer algo, con lo que cuando quisimos darnos cuenta, el día se había ido y no habíamos visto nada de la ciudad, sólo el despacho de Bosco. Un poco resignados al respecto, volvemos a casa y pasamos la noche deseando que amaneciera y pusiéramos rumbo a la isla.

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