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viernes, 9 de septiembre de 2011

Hacia Vancouver 19 Junio 2011

 Antes de contar nuestra llegada a Vancouver, merece la pena pararse en las últimas horas en Fiji. Después del último fantástico día en la isla, la vuelta a Nadi ha sido horrorosa, el mar estaba inquieto, viajamos en una pequeña embarcación, la cuál ha parado en todas las islas posibles de camino a Nadi, se nos ha hecho eterno, ha sido unas 3 horas de auténtica desesperación por llegar, con momentos incluso de incertidumbre, lo lograremos?.

 Una vez en la isla volvimos a casa de Paul, teníamos como unas 4 horas antes de ir al aeropuerto. Amablemente se ha ofrecido a acompañarnos a la comisaría de policía para hacer la correspondiente denuncia del robo del neopreno. Estaba muy sorprendido por lo ocurrido, y de veras, que fue el único que se preocupó, hasta tal punto que nos pagó la denuncia.

 Ya en el aeropuerto, llegamos con bastante tiempo de antelación, nos relajamos sentados fuera, fumando y jugando a las cartas, muy confiados de que todo saldría bien. De nuevo un gran error, estamos pecando de confiados y está pasando factura. Normalmente siempre estamos con bastante tiempo para no tener problemas de última hora y pasar un mal trago, pero aquí nos vamos al mostrador con el tiempo algo justo. Damos nuestros pasaportes y billetes, algo de espera y la cara de incredulidad que se nos queda cuando nos dice el chico que no podemos volar, ¿Cómo?!!!!!!!!!  Nos dice que no tenemos nuestra visa en regla para parar en Estados Unidos. Tenemos una escala en Los Ángeles de unas 5 horas, para la cuál hace falta la dichosa visa. Nosotros estábamos al corriente de ello, pero por exceso de confianza, creíamos que eso lo había hecho el chico de la agencia de viajes, pero no, no tenía porque hacerla. Así que nos dice el chico que podemos solicitarla por internet, que no debe de haber problema para obtenerla y tarda sólo 10 minutos, y a sí a unas malas no lo consiguiéramos, intentaría hacer todo lo posible para que subiéramos al avión. Vaya estrés de repente, allí íbamos corriendo buscando los dichosos ordenadores, no nos quedaba mucho tiempo. Conseguimos hacer las visas, de vuelta al mostrador y por fin, nuestros billetes y pasaportes de vuelta a nuestras manos, bufffff!!!!!!

 Después de unas cuántas horas de vuelo y espera, llegamos a Vancouver. Ya ha caído la noche, y nos dirigimos en tren hacia el Barrio Chino, lugar dónde tenemos nuestra primera noche reservada. En el mostrador de información del aeropuerto nos han dado algunos consejos para llegar y nos han advertido de que por esa zona hay una cantidad considerable de vagabundos. Algo que nos sorprende obviamente, pero no le damos mucha importancia. Llegamos a la estación de tren, tomamos las direcciones indicadas por la amable señorita del aeropuerto, y pronto comenzamos a ver lo que nos habían anunciado anteriormente, sí sí, hay una cantidad considerable de vagabundos. Da la impresión de un barrio algo siniestro, pero creo que acentuado por la noche. Seguro que mañana lo veremos de otra forma y no será para tanto.

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