Después de otros dos días recluido, mi paciencia está empezando a quebrarse, nos hemos puesto en camino hacia las Holy Springs, sólo a unos 30 minutos desde Ubud más o menos. Situadas dentro de un templo, aquí se congregan los locales y algunos turistas para realizar una especie de limpieza interior, no se como describirlo, dónde encuentras una serie de diferentes termas, cada una de ellas provistas de un cierto número de caños de agua por los que la gente va pasando de uno en uno hasta llegar al final. En una de ellas no me ha quedado muy claro, pero he creído entender que sólo se bañan personas que han sufrido alguna pérdida.
Siguiente parada, Elephant Cave. Entendemos que ese nombre es más bien conocido por los turistas más que por los locales, nos ha costado un poco encontrar el sitio, ya que cada vez que parábamos a preguntar cada uno era de una opinión diferente. Finalmente hemos tenido suerte y en el camino de vuelta a Ubud lo hemos encontrado, hemos visto muchos autobuses, así que algo tiene que haber interesante dentro, y sí, era lo que estábamos buscando.
Cómo en todos los templos en Bali, es necesario llevar puesto un saron, lo que viene a ser lo mismo para mí que un pareo. Entramos escalera abajo y podemos ver una pequeña explanada con un par de termas y algunos pequeños edificios típicos de rezo. En la parte izquierda se encuentra la entrada a la cueva del Elefante, dónde podemos ver una piedra enorme tallada. En el interior poco que ver, unas tres representaciones en un pequeño pasillo de no más de 15 metros. Un poco decepcionado salimos y vemos que a la espalda de el edificio más grande hay un camino de escaleras que bajan. Bajamos hasta un pequeño puente dónde puedes ver algunas grandes rocas partidas, que al parecer formaban una imagen de Budha, eso es lo que me ha comentado un anciano que te enseña las piedras y te hace algunas fotos por algún billete.
Seguimos el camino y llegamos a un pequeño templo, dónde una mujer sentada nos invita al rezo y a la entrega de alguna donación, que por cierto, aquí se lleva mucho eso de las donaciones obligadas jejejj. Contestamos no, no estamos interesados en rezar. Nos indica un camino a seguir para llegar a un Templo, así que lo seguimos y empezamos a caminar por mitad de la selva, un camino precioso acompañado con el sonido del agua corriendo. Después de algunos minutos caminando llegamos a un punto de donación obligada, nos registramos en un libro en mitad de la selva (un poco raro) y damos una pequeña cantidad de dinero. Seguimos caminando y llegamos a un puestecillo dónde se encuentra una chica con su bebé y con una nevera de coca cola. Nos ofrece algo de beber y nos aconseja bajar a ver unas pequeñas cascadas y un templo en el río. Nos indica el camino y comenzamos el descenso.
A mitad del descenso aparece la chica con su bebé en su regazo, el camino no es de lo más seguro, un poco resbaladizo y algo empinando, pero ella baja como si estuviera andando por la calle, se presta a coger nuestros cascos y nos va indicando en cada momento dónde poner los pies para estar más seguros. Llegamos abajo, nos toca cruzar un puente hecho de bambú con sólo una barandilla y no en muy buenas condiciones, a lo que la chica nos responde que es un puente fuertísimo (esperemos pensaba yo). Cruzamos al otro lado y nos lleva a un lugar dónde la gente suele ir a meditar, nos enseña el arco iris producido por el reflejo de una cortina de gotas de agua y la entrada a un templo inundado.
Después de un rato disfrutando de tan bello lugar volvimos con la chica al punto de partida, muertos de calor, chorreando en sudor, así que después de la visita guiada y la amabilidad mostrada nos paramos a beber algo con ella y mantuvimos una conversación por media hora, conociendo un poco más de la vida de la chica. Aconsejaros que al chico que te da el libro para que firmes y dones, no tenéis que hacerle mucho caso, nosotros lo hicimos, fatal error jejejjjejej.
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