Después de nuestra visita con sabor a azufre, continuamos nuestro camino hacia Taupo, y llegando al pueblo, decidimos parar en el aeropuerto a confirmar una reserva que tenemos para mañana, nuestra parada es en Skydive Taupo. En la puerta hay un par de chicas hablando con una empleada, la cuál le está explicando los puntos básicos para saltar en tandem, nuestras piernas empiezan a temblar un poco, pero todavía nos queda un día para saltar. Hablamos con la chica en recepción para confirmar la reserva y la chica nos hace una proposición: “Si queréis podéis saltar en 10 minutos”. María y yo nos miramos, pasan un par de segundos y no nos lo pensamos y aceptamos. Ya son 4 días los que llevamos esperando para saltar, y para ser sinceros han sido unos días llenos de pensamientos y temblores de piernas jejejejej. Así que mutuamente decidimos saltar cuanto antes.
Antes nos pasan a una sala para ver un video de un chaval que acababa de saltar. La sala tiene una pantalla bastante grande y parece un mini cine. Siempre había visto el video de mi gran amigo David, y cada vez que lo veía me ponía como una moto y deseaba saltar y poder experimentar esa sensación, pero viendo el video en la sala, me puse como una moto pero de nervios obviamente jejejej, ahora era de verdad, ahora soy yo el que va a subirse al avión, ahora es el momento de volar.
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Sin tiempo para elegir nuestra música que escucharemos una vez grabado nuestro video, ya estamos poniéndonos los monos, los instructores ya se han presentado y nos ayudan a ponernos todo lo necesario, mientras bromean y nos tranquilizan a la vez. Ahora ya va tomando realidad mi sueño, y comienzo a relajarme un poco para mi sorpresa. Caminamos hacia la avioneta, vamos acompañados por otro 4 saltadores más, con lo que somos 12 personas en total. Sólo nosotros dos saltamos desde 15.000 pies, los demás lo hacen de 12.000, con lo que nos toca saltar los últimos. Todos acoplados y la avioneta surca el cielo, los nervios se calman por un momento y disfrutamos de las vistas.


Después de un rato de subida para alcanzar la altura deseada, 12000 pies, se abre la corredera, y en pocos segundos ya están los dos primeros sentados preparados para saltar, y en ese punto es cuando ya te pones a 100, ves como de repente desaparecen y los siguientes ya están listos para seguirlos. El corazón se te va acelerando un poco. Saltan todos y vuelven a cerrar la corredera, ahora toca volver a subir hasta 15000 pies, algo menos de 5 km de altura. María y yo nos miramos y de nuevo se abre la corredera, María va primero, ella que no quería saltar hacía unos meses, y se iba a tirar antes que yo jejejej, la veo en la compuerta sentada y mirándome con una risa de oreja a oreja y diciéndome te quiero, y de repente se fue jejejeje. Ahora me toca a mí, llegamos a la compuerta y nos sentamos, ya no soy dueño de mi cuerpo, el instructor decide y de repente, la locuraaaaaaa!!!!!! Por un par de segundos notas el cosquilleo en el estómago, ves por un segundo la panza del avión, y acto seguido ya estás gritando y abriendo los brazos, mirando hacia toda dirección posible, con una sensación de felicidad y júbilo indescriptibles. Estoy volandooooooo!!!!!! Casi al final del salto atravesamos una nube, y al salir de ella y abrir el paracaídas el instructor señala mis pantalones, tengo hielo en ellos, impresionante el frío que hacía bajando a más de 200 km a la hora. Después disfrutamos de algunos minutos surcando el cielo y de un aterrizaje limpio.

Ha sido sin duda la mejor experiencia que hemos vivido en nuestra vida, han sido 60 segundos de vuelo libre, ha sido la realización de un sueño, una guerra ganada contra el miedo y esperamos que no sea la última.
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