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jueves, 2 de junio de 2011

Abel Tasman National Park 23 Mayo 2011


De nuevo nos levantamos muy muy temprano, tenemos que estar a las 8:45am en la empresa que hemos alquilado un barco taxi, y tenemos como una hora de conducción. Hemos reservado con Aquataxi, 36 dólares por persona, desde Marahau hasta Bark Bay. Hemos decido coger esa parada para hacer la visita en un día, con una duración de caminata de unas 7 horas y una distancia de 23 kilómetros. 
Marahau
Manu


Durante el trayecto hacia Bark Bay, nos hacen pequeño tour parando en algunos puntos de interés del parque, tenemos la suerte de ver a un pingüino azul y ver algunas focas en las rocas tomando el sol. La costa es preciosa, y ya el paseo en el barco merece la pena, ahora a ver que tal se nos da la caminata y que podemos ver por el camino. 
Abel Tasman National Park

Abel Tasman National Park

Abel Tasman National Park

Abel Tasman National Park

Pinguino Azul

Abel Tasman National Park

Abel Tasman National Park

Abel Tasman National Park

Focas Abel Tasman National Park
 
Durante la primera parte del trayecto ha sido un poco aburrida la verdad, los cuatro hemos coincidido en lo mismo, no ha habido mucho de especial ni espectacular, más bien caminar y charlar, que tampoco está nada mal obviamente, pero algo decepcionados, y sobre todo porque nos han dicho que era la parte que merecía más la pena ver si sólo dedicabas a ver el parque un día, así que no se cuanta verdad habrá en esos consejos.
Abel Tasman National Park

Abel Tasman National Park

Maria y Manuel

Abel Tasman National Park

Abel Tasman National Park

Abel Tasman National Park
Después de un buen rato caminando llegamos a Torrent Bay, dónde tenemos un camino dónde puedes recortar como una hora de camino, atravesando un lago. El patrón del barco nos comentó que había que tener un poco de cuidado con las mareas, ya que subían rápido y podías verte en mitad teniendo que dar la vuelta. Pero aquí viene lo divertido y lo más estúpido del día por supuesto, allí estábamos los cuatro a orillas del lago debatiendo si cruzarlo, parecía que la profundidad era suficiente para poder lograrlo, pero eso sí, nada de andar con el agua por las rodillas, podía llegar algo más arriba de la cintura. Después de un debate corto, María y Manu deciden seguir el camino largo, y Manuel me dice que si yo lo hago el también, así que me viene el orgullo viril tonto este que te viene, y accedo a su propuesta. Allí estábamos los dos, uno en calzoncillos y en camiseta, Manuel, y yo en camiseta, es decir, solo camiseta, con el culete aireado jejejejeje, pensando en cuando llegará allí tener mis calzoncillos secos para poder continuar con la caminata. Así que allá que nos adentramos en el lago, el agua estaba helada, el agua subía poco a poco, mientras teníamos a una pareja a nuestras espaldas que no paraban de reír y esperando a ver si eramos capaces de cruzarlo para venir detrás nuestra. En pocos metros el agua ya estaba por encima de la cintura, los pies empezaban a sentir las afiladas almejas que había por todo el fondo, es más, parecía una alfombra de almejas. Entro todo esto, Manuel y yo reíamos y pensábamos que lo íbamos a conseguir, que en la segunda parte del paso debería estar a la misma altura el agua. Ya en el medio del lago, dónde todavía quedaba algo de alfombra almejera, nos miramos y vemos que el agua está subiendo, las caras se tornan algo de preocupación, así que seguimos y a tan sólo unos metros de entrar de nuevo en el agua, nos damos cuenta que va a ser imposible si no nadamos, y eso no puede ser, ya que evidentemente vamos con nuestras mochilas y zapatos, y toda nuestra ropa seca, y Manuel incluso peor, lleva todos los aparatos electrónicos con él, vaya película , como dos tontos muy tontos, que eso era lo que éramos en ese momento jejejejeje. Así que media vuelta y a rezar para que el agua no haya subido lo suficiente para que podamos salir airosos de la situación, pero no, casi a punto de salir del agua, allí iba yo el primero con el agua al cuello literalmente, cuando de repente a un sólo metro de la orilla desaparezco por un segundo, aguanto la mochila como puedo y salgo del agua, vaya chapuzón jejejej, pero Manuel todavía está dentro, gritándome que le ayude, es más bajo que yo, con lo que todas sus cosas peligran jejej. Así que allí estábamos los dos totalmente desnudos en una caseta secándonos como podíamos con una camiseta extra que había echado en la mochila y muertos de frío, las rodillas moradas y unas risas más bien lloronas.
Abel Tasman National Park

Manuel adentrándose en la alfombra de almejas

Vaya locuraaaaa!!!!!
Por si fuera poco, evidentemente ahora tenemos que hacer el camino largo, con lo que hemos perdido algo de tiempo con respecto a María y Manu, añadiéndole que los pies los tenemos algo doloridos por las almejas. Así que nos ponemos en marcha a un ritmo un poco acelerado, incluso en zonas echando alguna carrera suave, para no perder mucho más tiempo, ya que haciendo cuentas, puede ser que nos caiga la noche. El tramo de 1:45 lo hacemos en 50 minutos, llegamos exhaustos y la primera reacción obviamente de María y Manu es partirse de la risa, recordándonos esas palabras de Manuel, “¿que sois unos gallinas?” jejejej, más bien fuimos unos inconscientes diría yo. 
Maira en Abel Tasman National Park

Abel Tasman National Park

Abel Tasman National Park
 
Hacemos una parada para ver un lookout, yo me quedo esperando en el cruce, estoy reventado. Y cuando suben, vienen acompañados por una pareja española, naturales del País Vasco. Así que nos ponemos todos juntos a caminar la última parte de la caminata, nuestros acompañantes son Igor y Naiara, con los cuáles hemos pasado todo el resto del camino sin parar de hablar todos a la vez, parecía que llevábamos sin hablar años jejejej, la verdad que hemos conectado de maravilla, y hemos decidido entre todos de pasar la noche juntos en el mismo sitio dónde dormimos anoche, para continuar viajando algunos días juntos.

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