Nos vamos a Tailandia, con muchas ganas de llegar porque en unos días llegan nuestros amigos Nacho y Olga. Pero antes tenemos que recoger nuestra visa, esta vez vamos algo ajustados de tiempo y vamos en taxi acompañados de un par de chavalas. A la llegada a la embajada podemos ver como hay en la puerta cientos de personas aglomeradas en la puerta, no hay un orden, sólo la impaciencia y la urgencia de algunos. Esperamos como 45 minutos y a la apertura todo el mundo empuja e intenta realizar algún adelantamiento de última hora. Al menos todo está organizado más o menos y no ha sido muy larga la espera, y por fin tenemos nuestra visa con doble entrada, la cuál nos permite estar un máximo de 6 meses, pero con múltiples salidas del país para renovar las dichas entradas.
Nos recogen en el hostal, y nos llevan a la estación de Thalangen dónde cogeremos un tren que nos cruzará la frontera con Tailandia, es un tren bastante sencillo con unos 6 vagones, y el trayecto no dura más de 40 minutos. Una vez en Tailandia, bajamos del tren en la estación de Nong Khai y pasamos el control de inmigración en el mismo anden, colocamos nuestras pertenencias en el nuevo tren y esperamos nuestra salida, que se demora unas dos horas. Nuestro consuelo es que viajamos en literas, con lo que con suerte podremos dormir algo y llegar a Bangkok descansados. Hemos conocido a una pareja francesa que viaja con sus dos hijas, una de 7-8 años y la otra con 2-3 años, son unos dulces. Nos ha encantado ver como personas con una cierta edad, alrededor de los 45, dejaron todo en sus países y se embarcan en una gran aventura como esta, ellos viajan con nada más y nada menos que con 7 kilos de medicinas, así que imaginad que volumen de equipaje mueve esa familia, una pasada. Las camas parecen no ser muy cómodas, pero estábamos equivocados, ha sido todo un placer, vaya sueño más rico hemos tenido.
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