Hacia Mae Hong Song 19 Diciembre 2010

Rumbo a Mae Hong Song. En compañía de nuestro amigo David, el cuál estuvo hace tres años por esta parte de Tailandia, nos disponemos a emprender un viaje de unas 4 horas en moto hasta Mae Hong Song, un pueblo tranquilo al mismo estilo que Pai, pero con mucho menos turismo y con un mercado nocturno para hacer compras y ponerte un poco fino comiendo jejejje.

 

Nuestro recorrido incluye parar en Sop Pong para visitar la cueva más grande de Tailandia llamada Lod Cave. Después de conducir un par de horas llegamos a la entrada de la cueva, dónde puedes ver a un montón de niños sentados en fila vendiendo bolsitas con comida para peces. La entrada incluyendo la guía y el paseo en bambú son 450 baths entre 2 o 3 personas. Ya en la cueva, a la entrada puedes ver un montón de balsas de bambú esperando su turno y una cantidad de gente en los alrededores con improvisados campamentos dónde pasar el rato de descanso. La visita comienza en la cueva de las columnas, seguida de la Doll Cave y terminando en la cueva del ataúd, donde hay miles de murciélagos y es la parte de la cueva dónde el olor es demasiado intenso jejejejej. En el trayecto de la segunda cueva a la tercera es dónde se da de comer a los pescados, y es increíble ver como se amontonan en grandes grupos y luchan por su preciado trozo de pienso.

 

 

 

 

 

 Ya de nuevo en camino volvemos a disfrutar conduciendo entre las espectaculares montañas hacia Mae Hong Song y disfrutamos del silencio al bajar las montañas en modo bicicleta, no ruidos de motor y la carretera para nosotros.






A la llegada a Mae Hong Song, David nos ha conducido a la Guest House dónde se hospedó tres años atrás, y la situación es magnífica, al lado del mercado de noche y justamente a la orilla del lago en el centro del pueblo. Dejamos las cosas y nos vamos a echar una ojeada por el pueblo y comer algo. Algo curioso ha sido encontrarnos con este curioso perro que ayuda a su amo a realizar la compra cargando con todas ellas en su cestita jejejejejej.

 

 

Descansamos un rato en la habitación esperando a la caída del sol y ponernos en marcha para visitar el mercado y comer algo. Nos hemos puesto morados de comer y hemos dado un buen paseo, dónde encontramos casualmente un restaurante llamado La Tasca, vaya telaaaaaa!!!!. Y acabamos el día dándonos un masaje de aceite y compartiendo unas risas.